Dentro de la visón global que planteamos para el periodo 2.012-17, es evidente que un gran número de valores han terminado la onda A que va del verano del 2.012 al comienzo del 2.014. Especialmente los valores de pequeño y mediano tamaño que empezaron antes y que ascendieron mucho más que los Ãndices muestran ya correcciones importantes sin que los valores de mayor ponderación y los más defensivos lo hayan hecho en la medida que deben hacerlo. Esto es lo que sostiene a los Ãndices, apuntalados por la actuación de Draghi y el comportamiento de Wall Street.
Es lo normal en un mercado que hace techo intermedio, los gestores no quieren jugársela, el puesto les va en ello, y picotean un poco y en los lugares más seguros ante la previsión de un recorte importante. No quieren quedarse fuera de una subida pero tampoco arriesgar más.
El mercado no muestra la efervescencia y dinamismo de una onda alcista, en todo lo que va de año no lo hemos visto. Es un mercado que se deja llevar hasta los niveles de techo lentamente guiado por la inercia pero sin fuerza impulsiva.
Esto acabará desencadenando la corrección esperada cuando se den las circunstancias. Es cuestión de paciencia.
Es momento de pequeñas carteras, mucha liquidez y coberturas. También posiciones cortas puras cuando los precios alcancen puntos de sobrecompra extremos.
Serán meses los necesarios para ver otra vez precios que inviten a deshacer cortos y volver a hacer cartera. Es la onda B correctiva que está en marcha de forma camuflada pero que finalmente se hará evidente en todos los gráficos.
Llegará el momento de moverse de cara a la onda C del 2.015 al 2.017.
Las condiciones económicas y las medidas del BCE se ajustan para que el planteamiento siga su curso.
Todo apunta a que la liquidez que ofrece el BCE y las maniobras de grandes gestoras en el sector inmobiliario, unido al calendario polÃtico, provocarán dos o tres años de recuperación, antes de que manifiesten los problemas latentes que darán lugar a la onda bajista 2.017-22 que pondrá broche a la onda IV súper ciclo.
El problema de la deuda, tanto pública como privada sigue intacto, y las descomunales inyecciones de liquidez de los Bancos Centrales acabarán repercutiendo sobre el fiat del papel moneda. Esta vez los Bancos Centrales no dispondrán de medios para atajar las consecuencias.